La videoconsulta médica y la agresiva campaña comercial de las compañías sanitarias. Lo que debes saber. 

31.05.2020

La mayoría de estas aseguradoras ofertan productos que incumplen la normativa médica. Las sociedades profesionales advierten de los riesgos y de las únicas condiciones que la justifican. 

La actual dinámica de las compañías aseguradoras afianza un modelo "low cost" de atención sanitaria, con la calidad como factor secundario. El uso de la vídeoconsulta se ha extendido en España debido a la crisis del coronavirus. El temor a contagiarse en una visita a un centro médico ha originado una mayor disposición del paciente a realizar contactos sanitarios telemáticos en caso de necesidad No hay duda de que la posibilidad de hablar con un médico mediante la telemedicina es un gran avance y una opción muy cómoda para el paciente. Las aseguradoras privadas han optado por potenciar sus canales digitales durante esta crisis, con el ánimo de dar servicio a sus clientes, e incluso han abierto ciertas aplicaciones al público en general con un presumible fin "solidario". En paralelo se está desarrollando por parte de las aseguradoras y ciertas plataformas digitales una importante campaña con los profesionales de los cuadros médicos asistenciales. El objetivo es convencerles de las bondades de establecer las vídeo consultas como un canal permanente y preferente de servicio a los asegurados. Esta iniciativa conlleva la imposición al profesional médico de unas tarifas por acto médico abusivas con respecto a la responsabilidad subsidiaria que puede acarrear. Los importes que se pretenden imponer reducen todavía más los habituales y escasos baremos de pago por acto médico, que en muy pocos casos son negociables sin poner en riesgo la permanencia en el cuadro médico de dicha aseguradora. 

La estrategia seguida por las aseguradoras en los últimos años es muy evidente. Por una parte han entrado en una guerra de precios sin límite, especialmente en la negociación de operaciones de colectivos. La captación de nuevo negocio prima sobre cualquier otra práctica de mayor calidad asistencial. La contrapartida viene por las negociaciones en algunos casos abusivas con la red de profesionales médicos. Los baremos no se han actualizado en los últimos veinticinco años acordes al encarecimiento de los costes de la prestación de servicio. Se han multiplicado las negociaciones de asignación por volumen a determinados centros, con tarifas a la baja. Esto ha originado un menor número de centros concertados en determinadas zonas y especialidades.

Otra estrategia aseguradora de los últimos años ha sido la apertura de centros asistenciales propios o franquiciados, donde derivar de forma preferente determinadas especialidades. También han proliferado las clínicas dentales y de atención ambulatoria urgente, en muchos casos con profesionales de escasa experiencia. Esta estrategia ha dejado fuera de los cuadros médicos habituales a centros independientes, que habían prestado hasta el momento una asistencia de calidad. 

En privado, los propios directivos de las aseguradoras reconocen que están dinamitando la calidad de los servicios asistenciales que pueden ofrecer. Hay profesionales médicos de prestigio que renuncian a trabajar con aseguradoras ante la escasa retribución. La saturación y listas de espera para los asegurados es evidente en muchos centros médicos. 

La única modalidad de seguros que mantiene un cierto nivel de calidad para el asegurado es la de reembolso de gastos, la cual permite al asegurado acudir a cualquier centro médico privado, sin la limitación de un cuadro médico. 

¿ Que supone la opción de las video consultas para una aseguradora ? ¿Un incremento de la calidad asistencial a sus clientes ? No nos engañemos, es una simple estrategia de reducción de costes. Las aseguradoras lo tienen claro, este servicio supone para ellas una gran oportunidad de negocio, y la actual situación les ha permitido justificar la implantación masiva. Cualquier porcentaje del número de consultas que consigan derivar hacia el canal de la telemedicina, les supondrá un ahorro muy importante de costes.  Esta reducción de costes, les permitiría mantener, al menos temporalmente, la cuenta de resultados, a costa de una mayor presión económica sobre los profesionales que integran los cuadros médicos.

 La pandemia actual ha constituido el caldo de cultivo ideal para promocionar esta modalidad que en una situación de confinamiento puede estar justificada, pero no fuera del mismo. Como después se expondrá hay que tener en cuenta que salvo casos muy excepcionales el código deontológico médico, normativa vinculante para todos los colegiados en ejercicio, prohíbe el establecimiento de diagnósticos y tratamientos sin una consulta presencial, por el riesgo que puede implicar en la salud de los pacientes. La estrategia de estas compañías y plataformas es clara: aprovechar este periodo para su promoción y una vez concluido el mismo intentar normalizarla obviando los criterios deontológicos intentando generalizarla como una opción más para sus asegurados en la misma póliza low cost sin incremento de precio. 

¿Qué supone para los profesionales de la medicina la imposición de los canales de telemedicina? Riesgos legales, éticos y económicos. Dentro del actual proceso de digitalización social, es inevitable la evolución y adaptación de procesos, hábitos y costumbres. Sin embargo es fundamental que dichas adaptaciones no vulneren leyes, códigos éticos o profesionales. El profesional tiene que valorar adecuadamente los riesgos a los que se expone dentro de este nuevo escenario: Riesgos legales Relacionados con posibles demandas de pacientes por mala praxis, que tengan su origen en errores debidos a la falta de contacto personal con el paciente o al posible manejo de datos y consentimientos por parte de intermediarios como prohíbe la ley en estos procesos. Este tipo de hechos, incluso podría dar lugar a rehúses de cobertura por parte de las aseguradoras donde el profesional tenga su seguro de responsabilidad civil profesional y tener que responder con su patrimonio personal. Riesgos éticos y profesionales El código de deontología médica define claramente este tipo de actuaciones en su artículo nº 26: • El ejercicio clínico de la medicina mediante consultas exclusivamente por carta, teléfono, radio, prensa o internet, es contrario a las normas deontológicas. La actuación correcta implica ineludiblemente el contacto personal y directo entre el médico y el paciente. • Es éticamente aceptable, en caso de una segunda opinión y de revisiones médicas, el uso del correo electrónico u otros medios de comunicación no presencial y de la telemedicina, siempre que sea clara la identificación mutua y se asegure la intimidad. Riesgos económicos La Sanidad Privada en España está muy condicionada por las aseguradoras privadas nacionales. Según lo datos del 2019 publicados por ICEA el volumen de primas anuales a cierre de año era de más de 8.572 millones de euros. El número de asegurados de la sanidad privada en España supera los 10 millones de usuarios. La dependencia de muchos profesionales y empresas del sector asegurador privado es evidente. El quedar fuera de los cuadros médicos es un riesgo difícil de asumir, puesto que la previsible crisis económica reducirá la capacidad de incrementar los pacientes privados. 

La alternativa de honorarios que proponen los seguros privados, supondría para muchos profesionales de la sanidad el tener que asumir una prestación de servicios a pérdidas, en base a un volumen de pacientes, que le generan unos importantes costes fijos. La argumentación habitual de las aseguradoras, se basa en que los pacientes derivados para consulta, demandarán otro tipo de servicios o intervenciones que supondrán finalmente un beneficio para el centro, pero la realidad suele ser otra.

 ¿Deben los médicos en ejercicio de la Sanidad Privada sumarse a ese escenario "low cost" de atención sanitaria? Con estos condicionantes, son con los que el profesional debe de escuchar la propuesta de la aseguradoras, para implementar la Telemedicina, con un baremo a todas luces insuficiente y asumiendo multitud de riesgos. Muchas son las sociedades médicas profesionales que advierten al colectivo médico de la obligatoriedad de cumplir el código deontológico y no dejarse seducir por estas ofertas por parte de las compañías, por el riesgo que supone para la población realizar diagnósticos y tratamientos sin una correcta exploración presencial, y por la responsabilidad civil (y posible penal) que adquieren, que puede conllevar la pérdida de la colegiación así como la de patrimonio personal, ya que los seguros de responsabilidad no cubren la práctica no acorde a la deontología médica. 

Esta es la razón por la que las sociedades profesionales médicas y las clínicas independientes están impulsando la creación de este tipo de asistencia para sus pacientes y bajo su propio control, cumpliendo estrictamente las normas que regulan estas prácticas médicas y sin intermediarios que desvirtúen la asistencia buscando la oportunidad comercial. 

Ignacio Guerrero Ramírez Médico Especialista Presidente de la Unión Médica Profesional de Ejercicio Libre (Unipromel) 

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